top of page
  • Foto del escritorLuis Silva Moya

Siento, pienso, evito... y luego sufro.

"He superado muchas cosas… aunque ahora siento confusión, a veces tengo ganas de llorar y no puedo, no me sale, y a la vez me siento desesperada. Sólo quiero que esto ya se acabe".

Paulina, 32 años, terapia individual, Guadalajara, Jalisco.


"Soy una persona bastante controlada, prefiero no decir muchas cosas para evitar un conflicto. Últimamente me he sentido muy agotado, no tengo cabeza y estoy empezando a explotar por cosas insignificantes".

Héctor, 28 años, terapia individual, Guadalajara, Jalisco.

"Yo no siento nada, la verdad soy alguien muy práctico, no le pongo atención a lo que me quita el tiempo. Por eso me desespera mi esposa, se complica sola… eso me hace explotar, ella debería de cambiar, debería de ser más práctica" Mario - Esposo, 48 años, terapia de pareja, Guadalajara, Jalisco.


 

Los fragmentos mencionados fueron escuchados durante sesiones dentro de nuestras instalaciones, en las cuales, una de las principales observaciones es que todos los consultantes que han acudido a psicoterapia presentan el siguiente denominador común; “ninguno quiere sentirse mal” o para ser más precisos en sus palabras “ya no quiero sentirme asi” o “ya no quiero que se sienta mal”... Resulta curioso que la descripción estar mal se percibe como error y/o equivocación , se relaciona con las emociones primarias que entran en la mal llamada categoría de negativas; tristeza, enojo, asco/vergüenza y miedo. Aún más curioso es que dentro de la dificultad de no querer sentirse “mal” la persona busca desesperadamente cualquier manera de cómo dejar de sentirse así, llegando a puntos extremos en el cual sus pensamientos y reacciones generan problemas en su entorno y el resultado no querido se auto-cumple, el sentirse todavía peor; sufrir por no querer estar “mal”.


Durante estos años estas emociones mencionadas se han ganado la reputación de todos sobre; “no deberías de sentirte así” “Tienes todo para estar bien, no le des importancia a eso”, “tienes que tener un carácter más fuerte, sentir eso es de gente frágil”, “no seas tan enojón”, “no tengas miedo, eso no sirve”, “la tristeza es para gente que se toma las cosas muy personal”... Al momento de escuchar estas sentencias me deja claro que el tema de las “Emociones” que es bastante trillado y conocido aún queda mucho trabajo por hacer, para realmente conocer; ¿Qué son?, ¿Cómo funcionan?, ¿Qué rol juegan en el pensamiento y conducta?, ¿Qué importancia tienen al momento de solucionar nuestros problemas? Estas cuestiones se responderán a continuación dentro del presente artículo.


Emociones; Más allá del sentir.

Con el objetivo de ser claros y concisos referente al tema de las emociones, se explicará lo siguiente: ¿Qué son? y ¿Cómo y para qué funcionan?. Las emociones son reacciones psicofisiológicas, es decir, involucra un cambio fisiológico en el estado del cuerpo; tensión-relajación, fuerza-debilidad, dolor, adormecimiento, movimiento involuntarios, presión arterial, ritmo al respirar por mencionar los más observados y cuando se dice psicológicos se refiere a que modifica y/o organiza la forma de sentir; emoción meditada o pensada, el funcionamiento mental; todos los estados superiores cognitivos y lo que hacemos; nuestra conducta. El principal objetivo de las emociones es adaptarnos a los cambios del entorno, cumplen la función básica de la sobrevivencia en el cual el individuo se adapte a los constantes cambios que se dan dentro de nuestro contexto. La emoción solo se puede percibir fisiológicamente de dos maneras; sensación agradable y desagradable, aunque por esta sensación la sociedad las ha segmentado en 2 categorías “positivas y negativas” cambiando su interpretación y significado.


Las emociones básicas son: alegría, sorpresa, miedo, enojo, tristeza, asco/vergüenza y sirven para:

  1. Nos preparan para la acción: Regulan el funcionamiento mental, organizando tanto el pensamiento como la acción. En primer lugar establecen las metas que son prioritarias y nos organizan para llevar a cabo ciertas acciones concretas.

  2. Son Adaptativas: Buscan la sobrevivencia del individuo a los constantes cambios del entorno.

  3. Influyen en el pensamiento, memoria y motivación.

  4. Informan y comunican: Informan acerca de nuestras reacciones dentro del entorno y comunican a los demás sobre nuestro estado o posición referente a lo acontecido.

Resumiendo, las emociones más que ser positivas o negativas son puramente adaptativas, son reacciones ante las circunstancias del entorno el cual influyen en los procesos neuroquímicos, fisiológicos, cognitivos y conductuales. Organizando nuestra experiencia del pasado, del ahora y del futuro, preceden a nuestra forma de pensar y de hacer. Y ahora yo les pregunto, si las emociones son adaptativas y todas cumplen la misma función ¿Por qué evitamos o huimos de las emociones llamadas negativas?.


El falso alivio

Para darle sentido a este apartado que hablará de las estrategias de evitación y huida que se hacen cuando se presenta una dificultad en nuestro entorno, primero es importante resaltar que todo comienza por la percepción colectiva que se instala en nuestra crianza y educación en el cual las emociones desagradables se han agrupado en “negativas”. Esto es resultado de que al individuo se le bombardea con ideas, opiniones y estímulos que dictan que en todo momento una “persona plena” es aquella que se rige y que solo tiene en su “repertorio de sentir” emociones positivas y que a toda costa el debe de evitar sentir emociones negativas. Esto lleva a la persona a una paradoja en el cual por esta postura artificial y utópica de cómo funciona la emoción, genera una distorsión en el significado de las emociones “negativas” - tristeza, miedo, asco, enojo - que da como resultado que dichas emociones se perciban como aversivas y sin ninguna función de por medio, el cual su pensamiento y atención se focalizan en tratar de salir o reprimir ese estado indeseado y equívoco llevando a la acción; el control y la racionalización ambas llevadas al extremo.


Control; hacerse cargo de lo que está fuera de mi alcance.


Cuántas veces hemos pensado o escuchado la siguiente frase; “ Si no hicieras eso, yo no me sentiría así”, “Si no pasara eso, yo no me sentiría mal” es inevitable que en algún momento no nos haya pasado esta reflexión por la cabeza y lo curioso de esta manera de percibir las “emociones negativas” es que llegamos a la conclusión que si no sucediera eso, que nos hizo sentir “Mal”, estaría resuelto el problema. Aquí es donde inicia la primera falsa ilusión de alivio; el control de los eventos externos a nosotros, en el cual la persona llega a la conclusión que si controlo - el que ya no aparezca o suceda - lo que hizo que me sintiera mal, por ende el resultado será sentirme bien.

Comienza la persona a querer controlar; reacciones, opiniones, conductas, eventos/ situaciones y la forma de ser de los otros, para dejarlo más claro a continuación mostramos los ejemplos más observados:

  • Reacciones - Opiniones: “Hacer todo lo posible para evitar que los demás no se molesten conmigo y por ende evitar un conflicto, aunque eso conlleve reprimir alguna opinion misma o pasar por alto un acto desagradable”.

  • Conductas: “Ceder ante conductas desagradables de los demás; insultos, gritos, indiferencias por mencionar algunas, eso sólo crea que descalifiques tu persona”, “Controlar, reprimir o someter a los demás con la idea de evitar pasar por un mal momento”.

  • Situaciones/ Eventos: Tratar de manipular los sucesos que están pasando a mi alrededor que a mi me molestan, la idea es evitar que aparezcan o huir de las situaciones que me desagradan. Por ejemplo; “La mamá que absorbe las responsabilidades de los hijos con el fin de no desesperarse”, “La pareja que no habla y prefiere huir de la discusión por que no le gusta”, “El amigo que no pone límites porque no soporta tener una confrontación con alguien más”.


Racionalización: Ser de piedra


La segunda falsa ilusión de regulación emocional, es creer que podemos “No sentir” es decir, cuando la persona racionaliza al extremo en el cual se vuelve irracional su forma de atender sus emociones. Dentro de esta estrategia todos los eventos internos tiene un porqué y no se necesita prestarle atención, crea un efecto de descalificación y minimización tanto de los eventos internos (mi sentir) y externos (lo que sucede y sienten los demás), porque el mismo pensamiento los reprime. Una de las principales manifestaciones de cómo saber cuando estamos sobre-racionalizando la encuentras en los siguientes ejemplos: “Los hombres no lloran” “Que van a pensar los demás si me ven llorando”, “Me van a dejar de hablar si les expreso mi enojo” “Yo no siento nada, soy muy práctico”, “No quiero que me de miedo”, "No me importa lo que hagas"...

"Esta clase de estrategia puede traer bastantes riesgos para nosotros que terminan siendo problemas, algunos de ellos son: aplanamiento emocional, agresividad, anhedonia (incapacidad de sentir placer), baja autoestima, cuadros de ansiedad, depresión, desbordamiento emocional, dificultad en crear o mantener relaciones sanas, indiferencia - apatía... por mencionar algunas".

Los lectores en este momento se estarán preguntando: ¿Cuál es la manera adecuada de atender lo que siento?... En el siguiente apartado te lo explico.


Atención Plena; El inicio de la regulación emocional


Siempre es más sencillo explicar un tema empezando por lo que no tenemos que hacer - que realmente ya lo hacemos - y me refiero a 2 puntos que resumen la estrategia de sobre-control y sobre-racionalización el cual su denominador común es; “quiere evitar sentir” o “huir de lo que siente”. El 1er punto es que su atención al momento de tener alguna emoción “negativa” está fijada en la frase “¿Como le hago para ya no estar asi?” o “Ya no quiero sentirme asi” en pocas palabras su atención está puesta en otro tiempo; pasado, futuro o infinito, esto lleva a la persona al 2do punto; su pensamiento y reacción no se adecuan a lo que realmente sucede, es decir, su pensamiento es distorsionado y su conducta desadaptativa, su único objetivo; salir de este estado emocional “negativo”, el cual da como resultado empeorar su situación.

La atención plena el cual se podría definir como la capacidad del individuo de utilizar sus diferentes niveles atencionales (discriminatoria, sostenida y alternante) para estar presente de los eventos tanto internos como externos que suceden dentro de nuestro contexto e integrarlos. Partiendo de esta definición, para tener una base sólida el cual genere estrategias que regulen de manera adecuada nuestras emociones, se basa en que nuestra atención debe de estar fijada en el ahora, pues durante ese tiempo es cuando las emociones se están manifestando de manera fisiológica y cognitiva. Al momento en que yo puedo estar presente para sentir lo que me pasa me da la capacidad de aceptar “lo que siento” e identificar “lo que tengo”, esa información interna (información es poder) nos da la claridad para poder reaccionar de una manera adaptativa a lo que sucede. A continuación te dejamos una técnica regulatoria muy sencilla de explicar pero difícil de aplicar.


Auto-regulaciones lingüísticas


Esta técnica se desprende de la terapia cognitivo-conductual y la atención plena en pocas palabras es una conversación estructurada con nosotros mismos, se utiliza cuando se presente una sensación desagradable en estos 3 indicadores; evento (lo que sucede) fisiológico (cuerpo), cognitivo (sentimientos y pensamientos) a continuación te explicamos:

  • Aceptar e Identificar: Poner atención en lo que sucede, sin juicio alguno sobre lo que está ocurriendo externamente e internamente -aceptar- “Está sucediendo”, seguido identificar las emociones o sensaciones que están sucediendo dentro de nosotros. Esto te brinda información, que te servirá para el próximo paso.

  • Posibilidades: Sabiendo lo que pasa, sabiendo lo que siento, ahora es tiempo de imaginar qué posibilidades tengo o puedo crear que me alejan lo más posible de una consecuencia desagradable. Imagínatelas y selecciona la que tu consideras la mas adecuada.

  • Fijar atención y hacerlo: Fija tu atención en lo que sucede, y los pasos a seguir para llevar a cabo la posibilidad seleccionada y hazlo.

Este tipo de estrategia obedece a la premisa de “Hacer para ver” al final el resultado es que utilizamos de manera adecuada tus emociones y evitamos caer en una distorsión del pensamiento junto con una conducta desadaptativa. Llévalo a la acción, la clave está en la práctica.


Recuerda que esta estrategia no evita problemas y que los problemas son parte de la experiencia humana, si en este momento pasas por una situación difícil y no logras salir de ese hoyo o problema acude a psicoterapia o con un especialista de la salud mental.



Entradas recientes

Ver todo
bottom of page